LA VOZ DE GALICIA

6 febrero 2011

 

Los cirujanos plásticos y estéticos alertan del peligro del intrusismo

Antonio Paniagua

 

La liposucción y el aumento de mama son las intervenciones quirúrgicas más frecuentes en España para mejorar la imagen.

 

La cirugía plástica es casi tan antigua como la humanidad. Ya en el siglo VII antes de Cristo, el cirujano Sushruta describe en su obra técnicas para la reconstrucción de la nariz, orejas y labios que se practicaban en la India desde el 2500 a. C. Hoy en día pasar por el quirófano para corregir defectos físicos o mejorar la apariencia tiene tal demanda que solo en 2009 se llevaron a cabo en España 43.651 intervenciones de cirugía facial.

Lo malo es que este pujante negocio atrae a cirujanos que no poseen el título de la especialidad ni han cursado el MIR correspondiente. El recién nombrado presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (Secpre), Jaume Masià, denuncia el intrusismo que existe en la especialidad.

Son muchos los médicos de otros campos que se atreven a hacer una incursión en el campo de la cirugía plástica y estética.

Algunos, con apenas un curso de cirugía estética obtenido en Brasil, se animan a realizar procedimientos quirúrgicos plásticos o estéticos.

El problema se da porque no existe una norma que obligue a los licenciados en Medicina y Cirugía a desempeñar su profesión en el campo de su especialidad. «Desafortunadamente hay intrusismo, tanto en cirugía estética (la que mejora aspectos de un físico que no presenta anormalidades funcionales) como reparadora (la que retorna a la normalidad algo que es patológico, como secuelas de un cáncer, un traumatismo o una malformación congénita)», denuncia Jaume Masià.

De acuerdo con el presidente de la Secpre, la microcirugía, con la posibilidad de trasplantar tejidos de una parte a otra del cuerpo, ha revolucionado la especialidad. Logros que hace diez años eran impensables, como el cultivo de células madres para reconstruir parte de la mama, son ahora posibles. «Hoy en día se puede aprovechar el tejido de la barriga para reconstruir una mama o hacer una lengua a partir de un trozo de muslo». Masià, especialista en reconstrucción mamaria, es pionero, por ejemplo, en la extracción del exceso de grasa y de piel del abdomen y trasplantarla, junto a las pequeñas venas y arterias que nutren el tejido.

Estados Unidos, a la cabeza

En el ámbito de la cirugía estética, la liposucción y el aumento de mama son las intervenciones quirúrgicas más frecuentes, mientras que en el de la cirugía plástica encabezan la clasificación la reconstrucción mamaria, los quemados y la cirugía oncológica de piel. Masià no cree que los españoles abusen de la cirugía estética, a pesar de que en 2009 se hicieron más de 100.000 operaciones, de las cuales un 41,6% pertenecía a cirugía facial y un 28,8% a intervenciones de mama.

Pese a la alta demanda, no es cierto que España lidere el ranking de cirugía estética por detrás de Brasil. La estadística revela que España se encuentra en duodécimo lugar de la clasificación en los que atañe al número de intervenciones. En primer lugar se coloca Estados Unidos, donde en 2008 se hicieron 1,7 millones de operaciones y 10,4 millones de procedimientos estéticos no invasivos, especialmente las inyecciones de bótox y el 'peeling' químico. Detrás de EE.UU., se colocan Brasil y China. Le sigue India, México, Japón y Corea del Sur. «Hoy en día la demanda de cirugía estética en España es la misma que puede haber en Francia o Alemania», asegura Masià.

El empleo de técnicas endoscópicas, los trasplantes autólogos, el cultivo de células madre, la ingeniería tisular o la medicina regenerativa han permitido grandes avances. No en vano, la microcirugía se ha traducido en espectaculares mejoras en lo que concierne a la reconstrucción mamaria y de cabeza y cuello en personas que han sufrido cáncer de cuello y de mandíbula.

También la reconstrucción de miembros a consecuencia de grandes traumatismos ha experimentado progresos notables. «Al mismo tiempo, se ha avanzado mucho en técnicas mínimamente invasivas que permiten mejoras con incisiones cada vez más pequeñas», sostiene el experto.

Jaume Masià rechaza la acusación de que la cirugía estética facial genere rostros inexpresivos. Arguye que las técnicas actuales tienden a minimizar los procedimientos, de manera que no se persiguen «grandes cambios, sino pequeñas mejoras».

Así las cosas, lo que se busca es preservar la naturalidad y buscar la individualización de los tratamientos. «Ya no tenemos aquellas pacientes que se sometían a una rinoplastia y todas tenían la misma nariz». Jaume Masiá hace una encendida defensa de su especialidad. Subraya que es más rentable que otras especialidades que emplean aparatos de elevadísimo precio. Y en lo que toca a las habilidad técnica, eliminar una peca tiene el mismo grado de «codificación de complejidad» que una reconstrucción de la lengua.

«Muchas de nuestras intervenciones equivalen a un trasplante cardíaco o renal, pero no están adecuadamente codificadas».